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Buo, la startup española cuya plataforma se enfoca a la compra y la venta de productos alimenticios excedentes a precios competitivos, ha anunciado el cierre definitivo de sus operaciones. La empresa informó a sus clientes a través de un correo electrónico, pero, además, uno de sus tres fundadores, Borja Solé, quiso publicar un comunicado abierto donde explica las razones que les han llevado a tomar esta difícil decisión, tras «casi 4 años peleando por encontrar product-market-fit».

Después de una introducción en la que detalla cómo se desarrollaron el nacimiento y evolución de Buo, Solé indica las razones de mayor peso para no aceptar el term-sheet y buscar una salida para la compañía lo más rápido posible.

Las diferentes promesas de valor de Buo y sus problemáticas

App de compras en grupo

Rubén Vilar, Carlos Costa y Borja Solé crearon Buo en 2021 como una plataforma «anti comercio rápido», con la propuesta de compra de productos físicos en grupo (tanto de alimentación como de electrónica o cosmética), un modelo parecido al que maneja Pinduoduo o Facily, prometiendo a los usuarios reducir el precio de la cesta, así como un mejor margen de ganancia para las marcas proveedoras.

Para llevar a cabo este nuevo modelo, cerraron un acuerdo con Glovo como partner logístico y estratégico, además de cerrar una ronda de financiación por 2M€ liderada por el fondo Mangrove Capital Partners, uno de los mejores VCs de Europa, y con la participación de inversores reconocidos, como Oscar Pierre (Glovo), Dídac Lee (Galdana Ventures) o Inés Urés (IRIS Ventures).

El objetivo de esta propuesta, de acuerdo con Borja Solé, era: “pagar más y mejor a los propios productores, al mismo tiempo que los consumidores pagan menos por los productos que necesitan. Es por eso que eliminamos todos los intermediarios innecesarios de la cadena de producción y suprimimos las principales fricciones que tenía hasta ahora la compra online: precios más altos, costes de envío y pedidos mínimos.” 

Los usuarios podían descargar la app y crear un grupo de compra para adquirir todo tipo de productos de alimentos, del hogar, limpieza, higiene, productos para bebés, entre otros, consiguiendo precios finales hasta un 30% más baratos que los grandes supermercados.

Así mismo, para las compras en grupo, no era necesario que los usuarios se conociesen entre sí, así como tampoco era preciso que todos recogiesen los productos en el mismo sitio. Los grupos de compras se debían formar en un periodo de tiempo máximo de 24 horas.

Sin embargo, esta promesa de valor se vio truncada solo dos meses después de lanzar la compañía debido a que «el mercado financiero se paralizó y la rentabilidad pasó a ser un pilar fundamental en la estrategia de cualquier compañía», situación que hizo que su modelo, que precisaba de mucho volumen, capital y que manejaba márgenes muy ajustados, pasase a ser «muy poco o nada atractivo para los inversores».

App contra el desperdicio de alimentos

Esto obligó a Buo a dar otro enfoque a su propuesta en busca de mejores márgenes, aun siendo «prácticamente imposible llegar a obtener mejores precios de compra que grandes distribuidores como MediaMarkt, Lidl, Amazon o Mercadona, y por lo tanto competir con ellos en precio».

Por los ajustados márgenes que se manejaban, la compañía viró hacia la compra individual de productos alimenticios. Y es que descubrieron que sobre un 15% de los productos alimenticios en buenas condiciones se desperdician antes de llegar a los supermercados a causa de la sobreproducción. Por lo que decidieron ofrecer productos excedentes de las marcas que iban a ser desperdiciados y comercializarlos a un precio más bajo a los consumidores. 

No obstante, no tardaron en encontrarse con otro inconveniente: «al no poder tener todo el surtido necesario para llenar toda la cesta, debido a que los excedentes de producción son limitados, nuestra conversión y retención empezaron a caer, lo cual nos llevó a tener CACs y Churn altos, y nos obligaba a quemar caja para poder seguir creciendo a los niveles esperados».

Los márgenes mejoraron, pero esto no fue suficiente para soportar su coste de adquisición y retención«No supimos superar un margen bruto del 30% (la media de los supermercados es de 27%) y la logística y los costes de preparación del almacén nos comían prácticamente todo el margen de contribución». Aún con todo, facturaron 700.000€ en los últimos 10 meses y lograron que 8.500 familias ahorrasen más de 330.000€.

En abril de este año, para paliar los efectos de los costes de logística y sobrevivir, consiguieron firmar un Term Sheet por casi 2 millones de euros con un nuevo inversor, comprometiéndose a escalar su modelo a Europa. Pero, finalmente, no aceptaron el acuerdo y decidieron cesar sus operaciones.

Razones para cerrar la empresa

Primero que nada, el empresario señala que no habían encontrado el tan ansiado product-market-fit y no tenían un modelo sólido que pudiera ser rentable a corto y mediano plazo, una situación que de continuar los obligaría a seguir pivotando su modelo de negocio hasta conseguir product-market-fit.

Si bien Buo tenía la intención de expandirse a más ciudades de España, Solé afirma que ya estaban quemando mucho dinero solo en sus operaciones de Barcelona, por lo que abrir otros mercados sería peor. Igualmente, aceptar más dinero sin PMF solo complicaría todo o como afirma el empresario haría «la bola de nieve cada vez más grande».

Finalmente, se decidieron por cerrar la compañía, «despidiendo a 26 trabajadores, dejando a deber alrededor de 100.000€ a proveedores y habiendo perdido +2,5M€ de inversores».

Foto: Buo y Canva

 

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