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El sector startup ha evolucionado positivamente en nuestro país a pesar de las dificultades económicas y se prevé que, aunque de forma más moderada y estable, continúe con esta trayectoria. En 2022 las startups españolas lograron recaudar alrededor de 2.216,5 millones de euros, se cerraron grandes rondas y sumamos cuatro nuevos unicornios nacionales (Fractorial, Domestika, Fever y TravelPerk).

No obstante, entre todos estos logros, no podemos dejar de destacar que todavía hay una asignatura pendiente. Nuestro trabajo como medio, dando voz y haciendo eco de los hitos del ecosistema startup en España, nos permite apreciar una clara desigualdad en los equipos de emprendedores de las startups de las que hablamos.

De acuerdo con el Mapa del emprendimiento español 2022 elaborado por South Summit, el 80% de los emprendedores en España son hombres. Dato que se mantiene prácticamente invariable, siempre rondando esta cifra, desde hace años. Por lo tanto, esto nos deja a un 20% de mujeres emprendedoras, porcentaje que si bien se sitúa por encima del de Europa (17%), continúa reflejando un panorama descompensado. Por otra parte, el 59% de las startups son fundadas por hombres, mientras que el 35% las crean equipos mixtos y solo un 6% mujeres.

Así mismo, el Informe Tendencias en Beneficios para Empleados y Empleadas 2023 llevado a cabo por Cobee, señala que la sensación general para el 37% de los equipos es que las empresas prefieren a los hombres para ocupar cargos directivos. Y un 48% de los trabajadores y trabajadoras encuestados afirma que todavía no existe una situación de paridad entre el número de mujeres y hombres en puestos directivos. Además, el 62% de las plantillas aseguran no poseer o no tener conciencia de la existencia de planes de igualdad y diversidad en sus empresas.

10 profesionales analizan la situación del sector startup

Teniendo en cuenta todo lo anterior,  hemos decidido analizar esta situación en España, y para ello hemos entrevistado a diez profesionales del sector. Todas ellas son mujeres emprendedoras, inversoras o consultoras de startups con una gran trayectoria.

Debemos señalar que, mientras que el resto de encuestadas son emprendedoras o inversoras, en el caso de Lucía González, fundadora y Managing Director de Labelium Play, hemos contado con ella en calidad de consultora que trabaja con startups. La diversidad de perfiles nos ha ayudado a obtener una visión más amplia y completa del estado actual del ecosistema startup en nuestro país.

¿Cómo valoras la situación de igualdad/desigualdad por razón de sexo en el ámbito startup español?

En primer lugar, hemos pedido a nuestras encuestadas que nos diesen un valor, del 1 (desigualdad total) al 10 (igualdad total), para definir la situación actual del sector. La media de las respuestas se ha situado en un 6,3, lo que apunta a una visión conjunta que, aunque se posiciona un poco más cerca de una valoración positiva que negativa, muestra que todavía queda camino por recorrer para llegar a esa igualdad real y total.

¿En qué niveles del sector crees que hay una mayor igualdad por razón de sexo? ¿Y en cuáles crees que hay mayor desigualdad por razón de sexo?

A la hora de determinar en qué niveles del sector existe una mayor igualdad por razón de sexo, la respuesta ha sido unánime: las plantillas de las startups.

Ninguna de las encuestadas se decantó por el resto de opciones (equipos fundadores de las startups, equipos directivos de las startups, business angels/venture capital, aceleradoras/incubadoras, organismos públicos, otros).

Pero, al hablar de desigualdad por motivos de sexo ya comenzamos a apreciar mayor pluralidad en las respuestas. Para la mayor parte de estas profesionales es en los equipos fundadores de las startups donde se aprecia una mayor descompensación por razón de sexo. A estos le siguen los business angels/venture capital y los equipos directivos de las startups.

Según un estudio realizado en 2022 por South Summit, el 80% de los emprendedores en las startups españolas son hombres. ¿Por qué crees que se da esta situación?

Al preguntar a nuestras encuestadas acerca de por qué creen que se da la situación de que, como señala el estudio realizado por South Summit, el 80% de los emprendedores en las startups españolas son hombres, encontramos bastante consenso en torno a que esto es el resultado de diversos motivos. La perpetuación de los roles de género, los sesgos culturales, una mayor exigencia o la falta de referentes son algunas de las respuestas.

Como expone Mireia Roca, «Hay muchos factores culturales, sociales y económicos que lamentablemente todavía influyen en la falta de representación femenina en el mundo empresarial y tecnológico. Desde los sesgos culturales de género y expectativas tradicionales del rol de la mujer, la falta de modelos y referentes a seguir, hasta las dificultades para acceder a financiación, entre otros».

Por su parte, Lucía González reflexiona acerca de que «estamos entre los países que “carecen de las condiciones fundamentales para que exista un alto potencial de desarrollo y emprendimiento femenino” lo cual se remonta al papel que lleva impuesto la mujer en la sociedad desde hace siglos. Otro de los motivos podría ser las dificultades a las que las mujeres se enfrentan a la hora de acceder al «networking» a diferencia de los hombres. Y por último, otra de las causas por las que se da esta situación podría ser la falta de modelos a seguir dentro del mismo sexo».

«Existe una brecha clara a día de hoy y una carencia de diversidad en los founders de las startups, pero también es cierto que hay factores culturales y comportamentales detrás de todo esto». Expone Marta Frenna, a la vez que nos habla de la situación en su propia empresa. «Mi equipo directivo se compone de solo hombres, mi consejo de administración también y el 97% de mi captable también. El resto de mi equipo se compone casi en un 70% de mujeres, pero contrato sin sesgos, no es relevante ni la edad ni el género».

Por desgracia, como destaca Marta Gràcia, esta no es una problemática exclusiva del sector startup, sino que «sigue la línea y tendencia de puestos directivos y responsabilidad de España, en la que la gran mayoría son hombres». Además, señala que «también hay muchos casos y situaciones en las que el acceso a financiación es más accesible para los hombres ya que se les presupone una confianza, madurez y fiabilidad que las mujeres debemos demostrar constantemente».

Y, mirando cara al futuro, Esther Molina confía en las próximas generaciones y en los cambios que estas traerán consigo. «Creo que la diferencia más sustancial en las cifras va a venir en los próximos años, cuando esas futuras emprendedoras que ahora están decidiendo su futuro en la escuela secundaria o universidad, elijan crear una startup».

¿Por qué crees que hay tantos equipos de fundadores formados exclusivamente por hombres?

A la hora de reflexionar acerca de la presencia de tantos equipos de fundadores de startups compuestos exclusivamente por hombres, Marina Moya hace referencia a que a lo largo de sus 16 años emprendiendo se ha percatado de que «una cuota bastante elevada de emprendedores son ingenieros. Creo que en las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) la idea de crear proyectos propios es más frecuente que en otro tipo de estudios donde predomina más la ilusión de trabajar para otras corporaciones. Siento que la raíz de esta desigualdad puede venir por aquí ya que todavía son pocas las mujeres que escogen este tipo de estudios. Necesitamos que se dé una mayor visibilidad a más mujeres fundadoras de empresas para que actúen como inspiración de otras mujeres activando sus neuronas espejo».

En ese sentido, Marisol Menendez también hace hincapié en la necesidad de «tener ecosistemas y redes donde mujeres también se conozcan, se complementen y refuercen, y se animen a emprender juntas».

Así mismo, esta falta de referentes, redes y la presión y subestimación añadida que las mujeres podemos formarnos pueden desembocar en el fenómeno psicológico que expone Mireia Roca «me atrevería a decir que el «síndrome de la impostora» también cobra un rol relevante cuando pienso en por qué no hay más mujeres fundadoras. Existen investigaciones que indican que las mujeres tienden a subestimar su valor y experimentan con frecuencia el «síndrome del impostor». En ese sentido, es necesario que más mujeres confíen en sus habilidades y se animen a emprender, sin temor al fracaso o a las opiniones de los demás (ya que en el proceso se aprende a manejarlo)».

Otro enfoque es el que da Elena Betés, en el cual reflexiona acerca de la posición de los hombres a la hora de crear sus equipos o establecer relaciones y acuerdos profesionales. «Entienden que van a poder todos dedicarse con la misma intensidad, están cómodos, la diversidad debe gestionarse y requiere tiempo. Si lidera una mujer, el resto se adapta».

En este sentido, Sandra Nolasco saca de nuevo a la palestra las cargas que tradicionalmente se hacen recaer sobre las mujeres y cómo esta descompensación afecta directamente al ámbito profesional de estas. «El emprendimiento exige un foco y una intensidad de dedicación muy relevante que es difícil de conciliar con las exigencias que todavía recaen sobre la mujer en la estructura familiar».

¿Cuáles son las principales dificultades que afrontan las mujeres españolas a la hora de emprender su startup, respecto de sus homólogos varones?

A la hora de señalar las principales barreras o frenos a los que se enfrentan las mujeres españolas al momento de emprender en el mundo startup, la opinión general coincide en gran medida con los tres puntos que Lucía González expone y resume en: «desigualdad en el mercado laboral, dificultades en la conciliación laboral y familiar, y prejuicios de género».

Por su parte, Marta Gràcia hace la siguiente reflexión: «Creo que las dificultades para las mujeres emprendedoras son inherentes a la estructura social que seguimos teniendo. Es duro hacerse lugar en un ecosistema conducido mayoritariamente por hombres.

Esto hace que algunas mujeres líderes se vean presionadas a adoptar estereotipos de liderazgo tradicionalmente masculinos (aún cuando no se identifiquen con ellos) para ser tomadas en serio por inversores, clientes y hasta su propio equipo.

Al existir menos representación de mujeres, también es difícil tener referencias o mentoras que acompañen, inspiren y asistan en todas las etapas del emprendimiento. Aunque poco a poco se estén construyendo asociaciones y grupos de conexión, siguen siendo un nicho reducido y poco diverso.

Además de esto, las emprendedoras no escapan a las limitaciones existentes para las mujeres, como sesgos de género, y significan un esfuerzo adicional al del emprendimiento en sí».

La escasez de redes y referentes femeninos desemboca en una falta de modelos de liderazgo que se alejen del «tradicionalmente masculino» y, por consecuencia, en una predisposición a no asimilar de forma natural autoridades que no se correspondan con este. Algo que, según Raquel Valero, también afecta al desarrollo del impulso emprendedor de las mujeres. A lo que, añade: «creo que la principal dificultad es un sesgo de base, social, que hace que la idea de fundar una compañía no esté entre las prioridades de las jóvenes a la hora de pensar en su carrera. Es como la idea de “eso no es para mí”. Ni siquiera se lo plantean. Tienen que tener una pulsión emprendedora muy fuerte para lanzarse a crear una compañía.

Por otro lado, la conciliación de la vida laboral y familiar sigue siendo un problema a pesar de la equiparación del permiso de paternidad. En el emprendimiento, las bajas por maternidad no sirven de mucho, ya que ni las necesidades de los clientes, ni de los trabajadores se detienen mientras estás pariendo. Esto hace que muchas veces las mujeres tengamos que deducir: parimos o emprendemos?. No sé cuál es la solución, pero desde luego, debe ir más allá de la baja».

¿Crees que las empresas de venture capital/business angels tienen algún tipo de sesgo a la hora de invertir en proyectos en función del sexo de los emprendedores? 

Tal y como señala Raquel Valero, un informe elaborado por PitchBook reveló que «solo el 2,3% de la financiación de capital riesgo en Europa en 2020 fue a parar a start-ups fundadas únicamente por mujeres, y solo el 12% de los inversores ángeles en España son mujeres.

La investigación ha demostrado que los sesgos inconscientes pueden influir en las decisiones de inversión, y los inversores pueden ser más propensos a invertir en startups dirigidas por personas que se parecen a ellos mismos o encajan en ciertos estereotipos. Por ejemplo, es más probable que los inversores masculinos inviertan en start-ups dirigidas por hombres».

No obstante, Valero también ha querido hablar de las iniciativas y avances que pueden suponer un rayo de esperanza de cara a la consecución de una igualdad real. «Se están haciendo esfuerzos para hacer frente a estos prejuicios y promover la diversidad en el ecosistema de las start-ups. Algunos inversores buscan activamente nuevas empresas dirigidas por mujeres y trabajan para aumentar su representación en sus carteras, y también hay iniciativas para proporcionar formación y apoyo a las mujeres empresarias para ayudarlas a navegar por el proceso de financiación».

Por su parte, Esther Molina nos habla de su propio conocimiento acerca de las presiones a las que se ven sometidas algunas startups y cómo el situar a hombres en altos cargos conecta mejor con los sesgos de algunas inversoras «Me consta que ha habido casos de éxito de startups cofundadas por una mujer en cuyo proceso de crecimiento, los inversores le han llegado a pedir que pusiera un hombre como CEO si pretendía levantar capital. Sucede, sí. Quiero pensar que no es algo generalizado. Al igual que soy consciente de que muchas inversoras están interesadas en inyectar capital en proyectos fundados por otras mujeres. También ocurre y de nuevo, pienso que finalmente lo que prevalece es el pack completo: innovación, mercado, equipo y liderazgo, con independencia del sexo».

Aunque estos sesgos puedan ser inconscientes porque han sido perpetuados históricamente y cuentan con largo recorrido y un alto arraigo en el imaginario colectivo, existen y tienen consecuencias, como señala Mireia Roca. «Lamentablemente, sí, aunque sea un sesgo inconsciente. Y no solamente lo creo, sino que hay estudios que lo corroboran. El hecho de que solo el 12% de los inversores son mujeres, también alimenta ese sesgo, ya que la poca visibilidad y representación de la mujer en el ecosistema genera esas desigualdades».

Para poder avanzar en este sentido y eliminar estas problemáticas, Marta Gràcia insiste en que «es imperativo diversificar la inversión en términos de sexo, además de por un tema de igualdad, para tener mejores startups y mayor crecimiento».

¿Qué papel deben jugar los principales actores del sector startup (incubadoras/aceleradoras, ventura capital, organismos públicos…) para aumentar la igualdad?

Sin duda, para Esther Molina es imperativo que el papel que jueguen estos actores principales sea proactivo, atrevido y más valiente. En definitiva, «que no se quede en paneles o mesas redondas donde se discuta todo lo que podría hacer en pro de la igualdad, que las palabras se conviertan en hechos en los senos de sus propias empresas, que visibilicen sus buenas praxis y busquen completar aquellos aspectos donde la igualdad siga brillando por su ausencia».

La creación de «entornos de trabajo equilibrados en los que se emprende y se concilia», es posible. Tal y como indica Elena Betés. Otra propuesta interesante es la de Marisol Menendez, que destaca la importancia de «promover casos de éxito para generar referentes femeninos, conectar y crear oportunidades de negocio conjunto, asegurar que a las mujeres se les acompaña para que tengan éxito en sus iniciativas, aprender de nuevos estilos de liderazgo y dar cabida a estos nuevos modelos en el ecosistema»

Así mismo, Sandra Nolasco señala que la creación de «programas que incentiven la discriminación positiva» es una buena medida a tomar y que favorecerá efectos positivos a más corto plazo, mientras que «a largo plazo es una tema de educación».

Por su parte, Marina Moya nos deja la siguiente reflexión «Para mí cuando realmente existe igualdad es cuando pensamos en humanos. Dejemos aparte el sexo o género para llegar así a la justa equidad. Quizás estaría bien que siempre que se pudiera, la información de si la empresa está fundada por hombres o por mujeres se obviara. ¿Realmente importa? Sinceramente si vas a evaluar mi empresa para invertir, acelerarla o premiarla,…no importa si llevo bragas o calzoncillos. En definitiva, repito, para aumentar esa igualdad es pensar en humanos y dejar de segregar».

Y, Raquel Valero nos ofrece diferentes propuestas adaptadas a los distintos actores principales del ecosistema startup. En el caso de las aceleradoras, estas «pueden promover la diversidad buscando y apoyando activamente a una amplia gama de fundadores y empresas emergentes. Esto puede incluir esfuerzos de divulgación entre los grupos infrarrepresentados, proporcionando tutoría y apoyo a las mujeres y a otros fundadores de minorías, y garantizando que sus procesos de selección y evaluación sean justos e imparciales». Y, sobre esto, destaca el papel de Angels Capital que, «sin hacer gala de ello, apoya e impulsa especialmente a las mujeres. Esto se siente si eres una emprendedora apoyada por ellos, pero no hacen propaganda, lo cual es de agradecer».

Mientras que, las venture capital «pueden contribuir a aumentar la igualdad promoviendo la diversidad en sus carteras de inversión. Esto puede incluir el establecimiento de objetivos de diversidad, la búsqueda activa de fundadores infrarrepresentados y la formación y el apoyo a mujeres y minorías emprendedoras. Las empresas de capital riesgo también pueden trabajar para hacer frente a los prejuicios en sus procesos de inversión mediante la aplicación de prácticas ciegas de selección y evaluación».

Y, por último, Valero también aborda el papel que los gobiernos y organismos públicos pueden jugar para impulsar la igualdad en este ámbito. «Proporcionando financiación y apoyo a iniciativas que promuevan la diversidad y la inclusión. Esto puede incluir la financiación de programas de apoyo a mujeres y minorías emprendedoras, la creación de políticas que aborden los sesgos sistémicos y la promoción de la diversidad y la inclusión en la contratación pública».

 

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