Donald Trump ya es presidente de Estados Unidos. Lo que nadie (o casi nadie) apostaba por que pasaría, ha pasado, algo a lo que al parecer vamos a tener que acostumbrarnos en esta época de cambios.
Aparte de inundar la Red de memes y ser un filón para los tuiteros, el que promete ser el presidente más heterodoxo de la historia de Estados Unidos no ha bajado ni un ápice el tono agresivo y proteccionista que usó durante su campaña; para bien o para mal, Trump sigue siendo Trump. Ya no se trata de propaganda electoral: la web de la mismísima Casa Blanca anuncia las prioridades de su gobierno, entre las que está la vuelta al proteccionismo y la denuncia o renegociación de los tratados de libre comercio, mencionando explícitamente al NAFTA, tratado que creó una zona de libre comercio entre México, Canadá y Estados Unidos. Trump lo repitió tres veces seguidas en su discurso inaugural, como el mantra que regirá la política de los Estados Unidos en los próximos cuatro años: America first.
Consecuencias del neoproteccionismo de Trump para el eCommerce
Aunque hay una gran diferencia entre las promesas y la realidad, algo propio de la política de lo que Mr. Trump tampoco va a poder librarse, una vuelta al proteccionismo por parte de Estados Unidos puede tener consecuencias económicas a nivel global de las que el eCommerce no estará exento.
Por muy electrónico que sea, el eCommerce es comercio, y las trabas y aranceles le afectarán. Si la nueva administración de Estados Unidos decide que la solución a los problemas del país es replegarse sobre sí mismo y aumentar los aranceles a la importación de productos fabricados fuera de sus fronteras, el eCommerce se resentirá, sobre todo en el segmento business to business (B2B), que será el principal afectado por una subida de aranceles. Marketplaces como el gigante chino Alibaba pueden verse seriamente afectados, al tener en Estados Unidos un mercado fundamental.
Históricamente, los incrementos unilaterales de aranceles suponen una declaración de guerra comercial en toda regla, que suele ser respondida de la misma forma por los países o mercados más afectados. Sin embargo, a pesar de que la cifra absoluta de exportaciones de Estados Unidos es muy alta, el peso relativo del sector exportador sobre el PIB americano está por debajo del 9%. Es decir, que en una hipotética guerra comercial, no son ellos los que llevan todas las de perder, y Trump lo sabe.
El posible endurecimiento de las condiciones para el comercio internacional no afectará por igual a todas las empresas de eCommerce. Como suele suceder en estos casos, los grandes operadores como Amazon disponen de filiales en los diferentes mercados en los que operan que les permiten salvar, al menos en parte, las barreras arancelarias o fiscales. Son las pequeñas empresas de eCommerce las que sufrirán más en un escenario de endurecimiento o repliegue de mercado. Una pyme española de eCommerce que tenga clientes en Estados Unidos, probablemente no dispone de los recursos suficientes para establecerse allí, a no ser que la cifra de negocio lo justifique y que disponga de la financiación suficiente.
¿Vuelta atrás en la globalización del eCommerce?
Probablemente no. Sencillamente porque muchos de los grandes del sector son americanos, y normalmente las subidas de aranceles en el caso de un incremento del proteccionismo no son lineales. Trump ya ha anunciado tasas adicionales a la importación de vehículos fabricados en México o en la Unión Europea para proteger a la industria automovilística nacional. Lo mismo puede suceder con algunas materias primas o productos que estén disponibles en el mercado americano, pero, por poner un ejemplo, es difícilmente creíble la promesa de Trump de obligar a Apple a fabricar el iPhone en Estados Unidos, dado que la inmensa mayoría de componentes se fabrican en China u otros países asiáticos. Imponer un arancel nuevo al dispositivo móvil más popular en Estados Unidos sería una medida altamente impopular que dudo que se lleve a cabo. Lo más posible es que las anunciadas medidas proteccionistas se circunscriban a sectores y productos muy concretos.
Lo que sí es previsible es que si no eres Amazon ni Apple (o similares), el acceso al mercado americano se haga más difícil para las empresas de fuera. Sin embargo, y por mucho que Trump reniegue de ellos, los lobbies tienen un enorme poder en Estados Unidos, y las empresas de eCommerce (y del sector de internet y la tecnología en general) no se van a quedar de brazos cruzados. Las empresas de Silicon Valley se mueven en mercados globales, y cualquier guerra comercial con China, Japón o la UE puede afectar seriamente a sus cuentas de resultados. Aunque la exportación tenga un peso relativamente bajo en la economía estadounidense, netamente importadora, sí que tiene un peso muy relevante en los sectores tecnológicos, No es previsible que Trump quiera meterse en ese jardín, aunque si algo ha demostrado el nuevo presidente americano es que la palabra «previsible» no va con él.
¿Trump antiglobalización?
Como retórica electoral está muy bien, pero Trump tiene un imperio inmobiliario extendido por muchos países. Los mercados bursátiles no han reaccionado precisamente con bajadas a su elección. Muchos analistas afirman que lo que Trump hará con su promesa de «quitarle el poder a Washington» es poner el poder en manos de Wall Street. El nombramiento de un alto cargo de Goldman Sachs en su gobierno es una buena muestra de ello.
Por tanto, es dudoso que el nuevo presidente de Estados Unidos vaya a poner patas arriba un mercado global que le ha hecho ganar mucho dinero. E incluso es difícil que tenga apoyos suficientes para intentarlo siquiera. Ahora sólo queda esperar y ver.
Hay una maldición china que dice «Ojalá vivas en tiempos interesantes». Sin lugar a dudas, 2017 va a ser un año interesante.
Imagen: doddis77/Shutterstock, Inc.
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