Es indudable que, dentro del eCommerce, el canal móvil o mCommerce está creciendo de forma paralela a la penetración de los smartphones y las redes móviles de alta velocidad. Aunque todavía no se puede afirmar que este canal haya llegado a la madurez, las ventas realizadas a través de dispositivos móviles experimentan crecimientos anuales de dos dígitos, por lo que para cualquier empresa que venda por internet se trata de una opción nada desdeñable. Una web pensada para pantallas de ordenador (web de escritorio) difícilmente podrá ser utilizada con comodidad desde un dispositivo móvil. Existen dos opciones fundamentales (y no incompatibles entre ellas) para que una web de eCommerce funcione correctamente a través de un telefóno móvil o tablet. Diseñar la web utilizando el «responsive design» o desarrollar una aplicación móvil específica para ello. Vaya por delante que lo ideal en muchos casos es tener ambas. Es más, lo lógico, antes de emprender el desarrollo de una app móvil es que tu web ya esté adaptada al diseño adaptativo. El responsive design no es más que eso: la capacidad de la web de adaptarse por sí sola al tipo de pantalla desde el que se accede a ella. Habitualmente, un web adaptativa (Google las llama «mobile friendly») carga una versión «light» de la web de escritorio, recolocando los elementos fundamentales de la web y adaptándolos a los requerimientos de una pantalla táctil, al tiempo que elimina elementos superfluos o que tengan mucho ‘peso’ y, por tanto, tarden más en cargar. De nada nos sirve tener una web responsive si sólo funciona bien en redes 4G. El 21 de Abril, Google anunció un cambio en su algoritmo para primar en los resultados de búsqueda a las webs «mobile-friendly». Se han escrito ríos de tinta sobre este tema, muchas veces de forma interesada. Hemos podido leer, incluso en medios de comunicación de amplia difusión, que Google eliminaría de los resultados de búsqueda a las webs no adaptadas a móviles. Nada más lejos de la realidad. La propia Google lo explica en su web para webmasters: Los resultados de búsqueda desde escritorio o tablet NO se verán afectados por este cambio. Además, no se trata de penalizar ni eliminar resultados (Google no es tan tonta como para tirar piedras conta su propio tejado) sino de primar en el algoritmo de búsqueda a las webs que sí esten adaptadas cuando la búsqueda se realice desde un dispositivo móvil. Que no cunda el pánico. Esto no quiere decir que el responsive design no sea necesario, al contrario, es una necesidad imperiosa de cualquier web. Sólo con echar un vistazo a las estadísticas de tráfico desde dispositivos móviles podemos tener clara esa necesidad. ¿Es suficiente con tener una web responsive o debo plantearme el desarrollo de una app móvil?. Son muchos los factores que hay que tener en cuenta para responder a esta pregunta:
- Relación coste/beneficio. Una app móvil puede suponer un coste de desarrollo significativamente más alto que la propia web. No hay que desarrollar una app, sino tres (para iOS, Android y Windows) para cubrir todas las plataformas del mercado.
- Contenidos y funciones. Una app que se limite a hacer lo mismo que la web responsive pierde gran parte de su sentido. La app está justificada si queremos ofrecer a los usuarios de móvil servicios o funciones diferentes a los de la web, ya que la app permite el acceso a muchas más funciones del dispositivo móvil (GPS, conexión con redes sociales, agenda de contactos, sensores, Bluetooth, NFC, controles de pantalla,notificaciones, etc)
- Una app requiere que el usuario la busque, la descargue y la instale, lo cual es una barrera de entrada para mucha gente. Por otra parte, una web responsive requiere que el usuario vaya a buscarla al navegador, y si utiliza una aplicación de limpieza, es posible que éste no la recuerde.
- Frecuencia de uso: Si la app va a ser usada una vez cada mes, lo normal es que el usuario se olvide de ella. Una app móvil está jusitifcada cuando el usuario va a hacer un uso frecuente de la misma.
- Privacidad: Una app es percibida como más «invasiva» en la privacidad del usuario.
- Experiencia del usuario: Una app permite una experiencia de uso mucho más personalizada y directa que una web.
- Actualizaciones: Las app móviles que no se actualizan están «muertas» para el usuario. Es conveniente dosificar la puesta en marcha de nuevas funciones para mantener un ritmo de actualización que impida que el usuario se olvide de ella.
Todos estos factores deben ser cuidadosamente evaluados antes de decidir el desarrollo de una app. Diseñar una aplicación móvil implica tener claro qué le vamos a ofrecer al usuario que no pueda encontrar en la web, y de qué forma vamos a hacerla suficientemente atractiva para que no se olvide de ella. Muchas webs de eCommerce ofrecen a los usuarios de sus aplicaciones móviles ventajas adicionales en forma de descuentos, promociones exclusivas para ellos o acceso prioritario a ventas privadas, así como funciones extra de geolocalización de tiendas físicas en las cercanías o servicios que el usuario puede requerir cuando no se encuentra en casa. Siempre se debe empezar por el responsive design, que además nos ayudará a definir mejor qué funciones puede tener una futura app. Hay que pensar muy bien cómo vamos a hacer atractiva nuestra app para que tenga un volumen de descargas suficiente como para que se convierta en un canal rentable de ventas.
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