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Nuestro planeta se enfrenta a un cambio climático que lo afecta profundamente. Todos estamos al tanto de que los glaciares se están derritiendo, que la deforestación de las selvas afectan el aire que respiramos y que la gran cantidad de plástico que se tira a la basura ha generado una isla gigante en medio del mar.

En un mundo cada vez más digital, donde hemos cambiado el papel por las transacciones online, podemos erróneamente llegar a creer que la tecnología no contamina. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, porque internet es una de las mayores fuentes de emisión de CO2 del mundo.

Acciones tan cotidianas como subir una foto a Instagram, enviar un mensaje, ver un vídeo o almacenar archivos en la nube crean una huella ecológica. Sin contar que toda acción que realizamos en internet genera un gasto de energía, algo que no aparece en nuestras facturas de luz. 

Por ponerte un ejemplo sencillo: la nube digital no ocupa espacio en tu casa u ordenador, pero su forma real es un servidor enorme que almacena millones de datos, que necesita generar miles de vatios para almacenarlos y requiere de grandes cantidades de energía para mantenerse refrigerado. 

Seguro que ahora te preguntas ¿Cómo puedo reducir mi huella de carbono? Si eres una marca o empresa, puedes comenzar por aplicar estrategias de Green UX.

Estrategias de diseño orientadas a la sustentabilidad

En primer lugar, aclaramos que el diseño UX (User Experience o Experiencia de Usuario por su traducción al español) se trata de la sensación que tiene una persona al interactuar con nuestros productos digitales. En este sentido, el Green UX se basa en aplicar estrategias UX enfocadas en la sostenibilidad, que optimicen las webs y generen un menor impacto ambiental. 

No hace falta realizar una gran inversión de dinero o emprender grandes proyectos que cambien radicalmente tu web. Acciones simples como disminuir el tiempo de navegación o la cantidad de datos que se almacenan pueden marcar la diferencia.

Para lograr eso, el contenido de nuestra web debe presentarse de manera sencilla, para que el usuario pueda navegar más fácilmente a través de la misma. Las claves están en disminuir la cantidad de cargas de las páginas y en trabajar para que el camino de los usuarios hacia el contenido deseado sea más corto.

En resumen, hay que construir webs intuitivas, inclusivas y eficientes. Echa un ojo a los siguientes consejos.

La regla de los 3 clicks

Para lograr una estructura web sostenible, es ideal plantearse la “regla de los 3 clics”, que se basa en no dejar que el usuario haga más de 3 clics, desde el momento que entra a la web hasta llegar a la página o contenido que busca. La creación de menús, categorías y subcategorías claras, harán que los internautas puedan encontrar fácilmente lo que buscan.

De hecho, esta práctica puede ayudar a tu posicionamiento, pues mientras más profunda sea tu web, a Google le será más difícil llegar a todas las páginas. La recomendación es crear una estructura con un máximo de 3 niveles de profundidad, contando la home.

Igualmente, un menor tiempo de navegación influirá positivamente en tu CRO, pues tu página logrará más rápido su objetivo, bien sea vender, promoción o registro de leads.

Ahorrar en bytes

Mientras más datos hay en una página web el tiempo de carga es mayor, lo que deriva en una huella de carbono mayor, especialmente en personas que tienen conexiones lentas. 

Lo que más genera peso en una página son las imágenes y vídeos, así que reducir su peso y la cantidad de veces que aparecen ayudarán a reducir los bytes que se utilizan. La idea no es dejar la página en blanco, sino cuestionarse si la imagen o vídeo que se usa realmente agrega valor al usuario o comunica una información necesaria.

Además, una disminución de datos que ayude a que la página cargue más rápido, hará que se reduzca la tasa de rebote y aumente la tasa de conversión.

Usar el caché

Como decíamos antes, cada actividad que se hace en un sitio web requiere de almacenamiento interno del dispositivo, guardados en forma de archivos, texto o documentos. 

Una estrategia muy eficiente es habilitar el almacenamiento en caché del navegador, permitiendo que los datos del sitio web de un caché local puedan ser recuperados más rápido cuando el usuario vuelva a entrar.

Optimizar el SEO

Mientras mejor sea el SEO que construyamos, menor será el tiempo que los usuarios pasen navegando en internet  y, probablemente, menor la cantidad de páginas que necesiten visitar para encontrar lo que necesitan. Usar los motores de búsqueda de manera eficiente reduce nuestra huella de carbono, además de que los usuarios se sentirán contentos y eso te ayudará en tu posicionamiento.

Por último, es importante destacar que aunque estas acciones descritas pueden parecer muy pequeñas, no hay que subestimar su efecto. Un millón de acciones pequeñas se convierten en una gran acción y un verdadero cambio.

Foto: Depositphotos

 

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