Vivimos en un entorno lleno de cambios. Si algo es seguro es que nada es para siempre y que estamos en constante evolución. Internet nos ha cambiado la vida a todos, pero es posible que pronto deje de existir tal y como la conocemos, al menos en Estados Unidos. Allí, la neutralidad de la red ha desaparecido.
Qué es la neutralidad de la red
El principio de neutralidad de la red o “Net Neutrality” implica que las compañías que ofrecen el servicio de acceso a Internet a empresas y ciudadanos (los Movistar, Vodafone, Orange, etc. de turno en España) deben tratar a todas las webs por igual, sin discriminar o cobrar a los usuarios más por acceder a determinados rincones de la Red, ya sea para el último vídeo de gatitos, una transferencia bancaria o la cadena de emails para ponerse de acuerdo para la próxima reunión familiar. No importa de qué se trate, todos deberán ser iguales.
Con la neutralidad de la red se garantiza también que cualquier proveedor de contenido, como Netflix, Facebook, Spotify y otros, tengan la misma calidad de servicio, y que las telecos no puedan favorecer o incluso perjudicar a ninguno de ellos de manera intencionada.
Cómo cambiará la neutralidad de la red en Estados Unidos
La agencia encargada de regular los servicios de comunicaciones (FCC) en Estados Unidos ha anunciado que se derogará el marco en el que se inscribe esta neutralidad en el país. Es así como podrían decir adiós las normas aprobadas durante la presidencia de Obama que ubican a la banda ancha como un servicio básico y que impiden que se limite su acceso. Y esto se ratificó ayer, 14 de diciembre.
Ayer se votó un plan presentado por Ajit Pai, presidente de la FCC con el que se intentaba desregular el sistema y dar paso a la nueva era de las “dos internets”. Ahora que la nueva normativa ha sido aprobada (por tres votos a favor y dos en contra), las operadoras como Verizon, Comcast o AT&T podrán modificar la velocidad de conexión de acuerdo al sitio que esté visitando el cliente, o incluso establecer costes extra para tener un mayor nivel de velocidad.
Bajo esta normativa, los usuarios podrían pagar un coste diferencial para acceder a ciertas webs, por ejemplo pudiera darse el caso de que al querer navegar hacia el sitio web de Netflix el usuario tenga que pagar por acceder a él (al margen del coste de la suscripción). A nadie se le escapa que esto podría favorecer el tráfico a los sitios que tienen las operadoras (las series de Movistar Plus, por poner un ejemplo español).
Por supuesto que esta medida ha despertado un sinfín de voces en contra que se muestran en desacuerdo en contar con un internet de ricos y pobres, y señalan la gravísima brecha que se podrá abrir entre los ciudadanos si es que ésta se lleva a término, entre ellos se encuentran los gigantes de internet como Amazon, Facebook, Netflix y Google entre otros muchos más. De hecho, múltiples organizaciones de la sociedad civil han expresado su desacuerdo y grandes empresas como Netflix lo han mostrado públicamente.
Cómo podría afectar a Europa esta nueva normativa
En Europa se aprobó el año pasado una ley que blindaba la neutralidad de Internet, por lo que se presupone que no debería afectar las decisiones que tome Estados Unidos en esta materia. En ella se señala que los proveedores de acceso a Internet no pueden bloquear, ralentizar, alterar, restringir, interferir, degradar o discriminar contenidos. En concreto no pueden:
- gestionar el tráfico en sus redes para favorecer ciertos servicios
- priorizar ciertos servicios por una supuesta congestión en sus redes
- ofrecer un acceso privilegiado a «servicios especializados»
- dar acceso a algunos servicios de forma gratuita, mientras cobran una tarifa a los clientes para descargar otros servicios (zero rating).
Por todo ello, es realmente difícil que la neutralidad de la red esté en peligro en Europa. Al menos, por ahora.
Imagen: Pixabay
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