Facebook ha lanzado una agresiva campaña de publicidad en India para promocionar un servicio de acceso a Internet gratuito e «ilimitado»: Facebook Free Basics, antes conocido como internet.org. Según un artículo publicado recientemente en Backchannel, el servicio lleva funcionando un año en el país asiático a través de uno de los operadores de telefonía móvil, Reliance.
Sin embargo, y a pesar de sus esfuerzos publicitarios, Facebook Free Basics acaba de ser prohibido por los reguladores del mercado de telecomunicaciones hindú. El propio Mark Zuckerberg, que se implicó personalmente para evitar el naufragio de la iniciativa, se ha mostrado profundamente desilusionado en una publicación en su perfil: “Estamos comprometidos con romper las barreras a la conectividad en India y alrededor del mundo“, añadió. Según dijo, el país aún tiene 1.000 millones de personas que no cuentan con una conexión a Internet. Rubén Bastón te explica la noticia en este vídeo.
Cómo funciona Facebook Free Basics
Facebook Free Basics es un servicio gratuito de acceso a Internet, siempre a través de un operador móvil local, que permite a sus usuarios acceder a determinados contenidos en Internet sin consumir su plan de datos. En la actualidad Facebook Free Basics funciona en 38 países de África, Asia y América Latina, y se presenta como un servicio destinado a proveer acceso a las personas con menos recursos económicos que no pueden pagar el coste (en muchos de estos países, bastante elevado) de acceder a un plan de datos en su móvil.
Facebook presenta este servicio como un intento de hacer Internet accesible a todo el mundo, en la línea que siguen otros proyectos como el de Google para llevar conexión a internet usando globos a gran altitud o el de Elon Musk y su empresa SpaceX para hacer lo mismo vía satélite.
Facebook Free Basics: un proyecto altruista…¿o no tanto?
¿Cómo es posible que se prohíba un proyecto a primera vista altruista como éste?. Al igual que sucede con el anuncio de la donación de la mayor parte de la fortuna de Mark Zuckerberg a una fundación, no todo es tan bonito y altruista como parece.
Ambas partes, Facebook y el Gobierno de la India, argumentan que lo que desean es «democratizar» el acceso a Internet en igualdad de condiciones para todo el mundo. Sin embargo, la polémica estaba servida de antemano.
En primer lugar, el servicio de Facebook colisiona de frente con los intereses de los operadores de telefonía del país, ya que Facebook Free Basics sólo está disponible para los clientes de Reliance, lo que deja al resto de operadores con la necesidad de desarrollar sus propios servicios gratuitos para poder competir, con el consiguiente menoscabo de sus cuentas de resultados. Ahí Zuckerberg ha pinchado en hueso, pues su capacidad para influir en las decisiones de un Gobierno es mucho menor que la de las usualmente todopoderosas telecos que operan en cada mercado. Ése es uno de los argumentos de Facebook: no nos quieren allí porque ganarán menos dinero. Ay, qué malos son los de las telecos.
Sin embargo, la propuesta de Facebook Free Basics tiene detractores (y muchos) y no sólo en el gobierno. Organizaciones de desarrolladores y usuarios de Internet en muchos de esos países han organizado acciones y campañas de protesta. El principal argumento es que Facebook Free Basics se carga, literalmente la neutralidad en la Red. El servicio gratuito e ilimitado sólo tiene de ilimitado el consumo de datos. Porque la realidad es que Facebook sólo otorga acceso gratuito a través de su plataforma a las webs y apps que él quiere. El buscador es Bing, no Google.
La información meteorológica sólo es la de AccuWeather. Las apps que se pueden descargar e instalar son las que Facebook aprueba en su tienda de apps. El acceso «ilimitado» que ofrece Facebook Free Basics se circunscribe a una parte pequeña de Internet previamente aprobada por Facebook, parte entre la que no se encuentran hasta ahora, por ejemplo, ninguno de los servicios de Google. Algunos activistas lo han definido como un «jardín vallado» o un»corralito».
Facebook Free Basics, es, según muchas organizaciones civiles de los países en los que opera, un ‘internet para pobres’ que discrimina el acceso a la Red en función de la capacidad económica del usuario y limita su capacidad de acceso universal a todos los contenidos. Además, los desarrolladores de webs y apps protestan porque Facebook se erige en árbitro de lo que es accesible a través de su servicio y lo que no.
Zuckerberg niega la mayor, dice que su servicio es accesible para cualquier web que lo solicite, sólo con reunir unos mínimos requisitos: las webs deben ser funcionales en móviles de gama baja o con anchos de banda limitados, por lo que no pueden tener fotos mayores de 200K o reproductores de vídeo, algo que el propio Facebook ya ha hecho con su versión light para estos mercados, Facebook Lite. El propio Zuckerberg afirmó que era mejor tener acceso a un poco de internet que no tener nada.
Por supuesto, Facebook ofrece todos sus servicios a través de esta plataforma, lo que le permite abrir mercados nuevos para sus sistemas de publicidad. Pero esto ya sucede en cualquier otro país. Cabe recordar que Facebook, como cualquier otro sistema gratuito, en realidad no es gratis. No pagas en dinero, pero pagas al darle acceso a tus datos, algo que permite a Facebook ofrecer publicidad altamente segmentada, que es lo que le hace ganar dinero.
¿Está realmente en riesgo la neutralidad de la Red?
El hecho de que la Red sea neutral es algo que no gusta nada a muchas empresas, acostumbradas a acotar sus espacios y moverse en sus zonas de confort. La amenaza principal sobre la neutralidad de la Red viene por dos flancos: los potentes operadores de telecomunicaciones y los propios Estados.
El debate está entre si el acceso a Internet es un servicio público (y por tanto, un derecho que debe ser protegido) o es un espacio privado en el que las regulaciones dependen de las empresas que lo gestionan. La cuestión es que Internet ha crecido y se ha desarrollado al margen de los Gobiernos, que no han decidido ni adjudicado concesiones administrativas a las empresas proveedoras para operar, más allá de lo que supone la instalación de cables. En este sentido, Internet es un espacio público de libre acceso pero gestionado enteramente por empresas e instituciones privadas.
Por el lado de las empresas de telecomunicaciones, es muy tentador para ellos, que son los que canalizan el tráfico en Internet, poder ofrecer servicios que prioricen el tráfico en función del destino.Imaginemos que un operador español diera prioridad al tráfico que tenga como destino la web de unos grandes almacenes o de una tienda online, con lo que el acceso a esas webs sería más rápido que al resto.
O que unos grandes almacenes decidan pagar a los operadores de telefonía para que el acceso a su web sea gratis y no consuma tarifa de datos. Ya ha habido más de un intento a este respecto. Enfrente tienen a las empresas proveedoras de contenidos, desde Google a Netflix, a las que se les ponen los pelos de punta por la idea de tener que pagar a las telecos de cada país para que les garanticen un acceso prioritario. De momento, las regulaciones legales llegan con cuentagotas, pero todas se inclinan del lado de garantizar la neutralidad de la Red, aunque casi siempre admiten excepciones. En el caso de la UE, muchas excepciones.
Y por último, los Estados, que deberían ser garantes del libre acceso a internet sin discriminaciones, se muestran bastante reticentes a reconocer la conexión a la Red como un derecho universal. Primero, porque les costaría dinero (implicaría tener que subvencionar a operadores para llevar acceso a la Red donde ahora no lo hay o es de mala calidad) y segundo, porque las telecos suelen ser uno de los buques insignia de la economía de un país. Ellas lo saben y saben también cómo presionar o ganarse a un Gobierno. Recordemos que no sólo en España hay puertas giratorias.
Además, las tentaciones de control político del acceso a la Red van más allá de las restricciones impuestas por países como China, donde el Estado decide qué pueden ver sus ciudadanos en la Red y qué no. La obsesión por la seguridad y el espionaje masivo de las comunicaciones en nombre de la lucha contra el terrorismo también ponen en riesgo la neutralidad de la Red , ya que nada garantiza que se usen los datos ‘espiados’ para otros intereses mucho menos defendibles, como ha pasado con la NSA en Estados Unidos.
En cualquier caso, el debate está servido. Facebook Free Basics es sólo la punta del iceberg de lo que está por venir.
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